En esta serie de artículos estaremos explorando el manifiesto ágil y los doce principios que guían la forma de actuar de las personas involucradas en un proyecto, en esta ocasión, desarrollare un poco el ultimo, pero no menos importante de los principios el cual se lee de la siguiente manera:
“A intervalos regulares el equipo reflexiona sobre cómo ser más efectivo para a continuación ajustar y perfeccionar su comportamiento en consecuencia.”
Una de los motivos por el cual las metodologías agiles me resultan tan atractivas es que su aplicación no está limitada en exclusiva a equipos de desarrollo de software, incluso, ni siquiera se limita al ambiente laboral. Las mismas pueden ser aplicadas en el día de día y pueden ayudarnos a mejorar distintos aspectos de nuestras vidas. En el caso del principio número doce, este nos invita a reflexionar continuamente como hacer las cosas de una forma más eficiente y productiva, ¿Es posible que este simple habito nos ayude a mejorar nuestra calidad de vida?
En el libro “Como ganar amigos e influenciar a las personas” Dale Carnegie narra como un importante banquero de Wall Street, quien tenía poca educación académica pero que se había convertido en un empresario sumamente exitoso, le revelo que parte de su secreto se lo debía a un simple habito que había desarrollado y que realizaba de manera constante los sábados por la noche:
“Durante años he guardado un libro de compromiso que muestra todas las citas que tuve durante el día. Mi familia nunca hizo planes para mí el sábado por la noche, porque ellos sabían que le dedico una parte de cada sábado por la noche al proceso iluminador de la introspección, la revisión y la valoración. Después de cenar me retiro en solitario, abro mi libro de compromisos y pienso en todas las entrevistas, discusiones y reuniones que tuvieron lugar durante la semana. Me pregunto a mí mismo:
- ¿Qué errores cometí esa vez?
- ¿Qué hice que estaba bien y de qué manera podría haber mejorado mi rendimiento?
- ¿Qué lecciones puedo aprender de esa experiencia?”
De la misma manera los principios agiles nos invitan a realizar de forma continua, como equipo y ¿Por qué no? También de manera individual un ejercicio de reflexión y de autoexploración en donde los integrantes expongan de forma franca las practicas que están funcionando bien y aquellas que se pueden mejorar. En SCRUM esto sucede de cierta manera y de forma diaria durante el “Daily Scrum” donde reflexionamos sobre lo que hicimos ayer, lo que haremos hoy y exponemos los impedimentos a los que nos enfrentamos actualmente con la intención de darnos cuenta de manera temprana si un proyecto enfrenta retrasos o impedimentos que pongan en riesgo la exitosa terminación del Sprint. De igual forma y con mayor profundidad, al finalizar cada Sprint y durante la actividad conocida como el “Sprint Retrospective”, los miembros del equipo, el Scrum Master y el Product Owner pasan alrededor de tres horas discutiendo sobre todas aquellas actividades, prácticas y herramientas que fueron exitosas durante el transcurso del Sprint y reflexionan sobre qué puntos en particular podrían ser mejorados durante las interacciones posteriores.
La naturaleza iterativa de las metodologías agiles nos permiten reflexionar constantemente y nos invitan a mejorar lo que hacemos y como lo hacemos, además nos ayudan a no cometer los mismos errores de manera recurrente, a corregir lo que nos impide ser más eficientes y a entregar productos de forma exitosa.